Poesía eres tú
Laura
Castro Martínez (2º Bachillerato de Humanidades)
Poesía
son tus pies
encogiéndose por el frío,
el crujir de
tus tobillos tras un largo día,
las ampollas
en tus talones por el roce de los zapatos.
Poesía
son tus
gemelos tensándose al elevarte para alcanzar tus sueños,
tu golpe en
la espinilla de cada mañana,
los morenos
tallos que cortan tu marmórea piel.
Poesía
son tus
blancas constelaciones sin estrellas,
la rojez de
tus muslos tras horas caminando,
el ascenso a
tu paraíso.
Poesía
es el meneo
de tu cadera un domingo de resaca,
su
movimiento al son de tu canción favorita,
tu monte de
Venus.
Poesía
es la curva
de tu cintura,
el volumen y
la suavidad de tu vientre,
el hueco
perfecto para mis manos.
Poesía
son tus
senos en libertad,
tu pecho
siguiendo el compás de tus pulmones,
la solana de
tu vivo y cautivo corazón.
Poesía
es el
tamborileo de tus dedos,
el vello
erizado,
tus uñas
arañando mi espalda.
Poesía
es el hueco
de tu cuello, hecho para ser besado;
el mapa que
alberga tu espalda,
tu cicatriz
de cuando eras una niña.
Poesía
son tus
labios,
tus dientes
mordiéndolos, acaparándolos,
tu sonrisa.
Poesía
es el tono
que tus mejillas toman cuando haces ejercicio,
la apertura
de tus fosas nasales cuando te enfadas,
el cinturón
de asteroides que tus pecas crean a lo ancho de tu rostro.
Poesía
son tus
ojeras tras una noche de estudio,
tus miradas
de reojo,
el fruncir
de tus cejas cuando algo te jode.
Poesía
es el mechón
de cabello tras la oreja cuando te concentras,
el capricho
de mis dedos por enmarañarse en él,
sus enredos
tras una noche de todo menos tranquila.
Poesía
es tu risa,
el
aspaviento de tus brazos cuando te desesperas.
Tu llanto
desconsolado de las tres de la mañana
y la
reconciliación contigo misma de las cuatro.
Tus
tropiezos a las siete de la mañana
y tus
triunfos a las doce de la noche.
Tus lágrimas
causadas por aquel libro acabado.
Tu voz
rompiéndose en tu oda a la libertad.
Tu ambición
por comerte un mundo que se te queda pequeño.
Tu ansia de
conocerlo todo,
aunque todo
no te sea suficiente.
Tus buenos
días llenos de besos y café,
tus buenas
noches llenas de sexo y alcohol
(no importa
el orden, son buenas igualmente).
Tu lujuria,
la gula que
te empuja a arrasar con todo el universo.
El rastro
helado que tus ojos dejan allá por donde pasas,
el cálido
río que en tu corazón nace,
y en tu boca
desemboca.
Eres tú
haciéndote el amor,
queriéndote.
Poesía
eres tú.
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